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Virtuoso músico Huanuqueño,
compositor-ejecutante y docente,
Cuya trayectoria estudiamos, por considerarse de interés
cultural.
PRÓLOGO
Desde aquel nefasto veintiuno de Diciembre de milnovecientosochentiuno (1981) fecha en que Don Joaquín Chávez Ortega nos abandonara físicamente para irse a la eternidad, muchos estudiosos e investigadores del departamento, han buscado afanosamente datos que les permita visualizar la obra de ese excepcional músico que silenciosamente contribuyó al enriquecimiento de nuestro folklore y de nuestro acervo cultural musical.
Por tal motivo nos vemos
obligados a publicar los documentos y
los apuntes que en interminables horas de diálogos sostenidos con nuestro señor
padre Don Joaquín Chávez Ortega durante muchos años, pudimos recopilar, comprobar
y cruzarlo con la realidad.
Es importante el estudio de nuestro personaje, dado a que su vida y obra rebasa de lo común, pues de los noventayuno años (91) de su longeva y fructífera existencia, setentayseis (76) de ellas las dedicó exclusiva y únicamente al ejercicio de la música en sus diferentes expresiones y modalidades, brillando con luz propia como lo hicieron: Don Daniel Alomía Robles, Don José Cesáreo Ávila y otros músicos de renombre, cada cual en las diferentes áreas del quehacer musical en las que se destacaron.
Cabe subrayar que cada uno de
los ilustres músicos arriba mencionados, tienen consagrado sus correspondientes
sitiales en la historia de la música, habiendo destacado Don Daniel Alomía Robles
como recopilador, compositor y estudioso de la musicología peruana. Don José C.
Ávila en los arreglos, instrumentaciones y creaciones. Don Joaquín Chávez
Ortega se consagró en el área de las creaciones, ejecución y docencia de la
música, encontrándose en poder de nosotros sus herederos y de algunos de sus
discípulos, más de doscientas obras de todo género, sobresaliendo entre ellas
la popular música PACHA HUALLAY conocida hoy como “DESPEDIDA DE LOS NEGRITOS”
y un conjunto de seis piezas que pertenecen al género de la música académica.
Quienes conocieron y recibieron
las enseñanzas de ese apóstol de la música, reconocieron en él, al auténtico
maestro que vivió solo para su arte, e hizo de ella su pasión, su profesión y
su obsesión, alimentando incesantemente su conocimiento musical y musicológico,
no solamente en la fuente bibliográfica, de la infinidad de obras que estudió
en su autodidáctico perfeccionamiento, luego de haberse iniciado en el año milnovecientoscinco (1905),
como alumno y discípulo del maestro de renombre mundial, el Ítalo-filipino Don
José Sabas Libornio; sino que alimentó incesantemente sus conocimientos en la
inagotable fuente del quehacer musical, que fue su gabinete-taller, al que él
también lo llamó la universidad de la
vida.
Gracias a esa gama de
conocimientos potenciados y devuelto a la universidad de la vida, es que el soberano
pueblo reconoció en él, al auténtico maestro, otorgándole espontánea y
consensualmente, el mérito pedagógico del que enseña con el ejemplo, llamándolo
en vida: “EL MAESTRO CHÁVEZ”.
EL MAESTRO CHÁVEZ
Reseña Biográfica
de la Vida y
Obra del maestro Joaquín Chávez Ortega
Don
Joaquín Chávez Ortega proviene de una familia campesina, su madre fue doña
Eulalia Ortega Albornoz, hija de un músico tradicional; su padre don Antolín
Chávez Justiniano fue también músico tradicional, a la vez hijo y nieto de
músicos tradicionales; hogar del cual surgió una familia numerosa compuesta por
cinco hermanos y una hermana
Un 19 de agosto de 1890 en
plena época de oro del bandolerismo, nació nuestro personaje en el lejano
pueblo de Cosma, específicamente en el yacimiento arqueológico de Angas Chico, mudándose desde muy niño al vecino pueblo de
Caramarca comprensión de la provincia de Dos de Mayo, en donde radicó hasta los
quince (15) años de edad.; tal parece
que por haber sido hijo, nieto y bis nieto de músicos folklóricos por las ramas
paterno y materno, poseía un talento musical innato, fue así que aún niño, ya registraba en
el instrumento de su padre (clarinete requinto) algunas melodías andinas de su
época.
A fines del año 1905 al no haber podido enrolar los gendarmes
(policías de esa época) a sus hermanos mayores que estaban en edad de prestar
servicio militar obligatorio, fue que en un arrebato de cólera lo llevaron
conscripto al ejército a la temprana edad de 15 años; por tales hechos Don Joaquín
se despidió de su familia y de su tierra natal para no regresar, excepto en
esporádicas ocasiones en que visitaba a sus padres.
Después de una larga y agobiante caminata por camino de herradura, que
era la única vía de traslación de su época, llegaron a la opulenta ciudad de
Cerro de Pasco, en donde abordaron el entonces moderno ferrocarril a vapor (a
carbón de piedra) que les condujo a la capital, dándose de alta en el
cuartel 09 de infantería un 08 de
diciembre de 1905, donde tuvo la
suerte de ser seleccionado como aprendiz de músico, tanto por su corta
edad (15 años) tanto porque dentro de los tres primeros meses de su
preparación militar y el acto de preselección,
descubrieron su vocación musical
.
Es allí donde inicia su carrera profesional en el campo de la música,
habiéndole premiado la suerte al tener como maestro y tutor, al mundialmente
famoso director de bandas, don José Sabas Libornio, autor de los toques de
mando del ejército, así como la marcha de banderas, séptimo de línea y otros,
en su condición de Director General de las bandas del ejército.
Durante cinco años de intenso y riguroso aprendizaje bajo la disciplina
militar y la predilecta tutela del maestro José Sabas Libornio, (apellido que
lo han derivado a Salas Libornio) se dedicó don Joaquín al estudio integral de la música, incluyendo sus
días de franco, feriados y domingos, dado a que en esa lejana ciudad capital,
carecía de familiares y amistades que podrían haber distraído su tiempo,
refugiándose prácticamente en el estudio de la música; estos hechos
contribuyeron a que en el corto tiempo de cinco (5) años, se convierta ese
apasionado de la música en el más joven director de bandas del ejército de su
época; pues siendo demasiado joven se estrenó como director de la misma banda
en la que se inició, es decir en el 09 de infantería. Luego de su debut a la
edad de 20 años, llegó a dirigir muchas bandas del ejército, entre otras la de
la artillería costa, 1° de Infantería, 13 de Infantería, etc. Luego prestando
sus servicios a la Marina
de Guerra, llegó a dirigir la banda de músicos del buque insignia de la Armada Peruana (BAP) Almirante Grau.
Corría el año 1910, cuando
por razones de seguridad nacional, embarcó su batallón rumbo al departamento de
Piura, en donde ofreció su banda algunas retretas públicas, en el que, dado a
su precocidad artística y su peculiar estilo de ejecutar el clarinete, se hizo
popular en el ambiente musical del lugar.
A pocas semanas de instalados en esa
ciudad, salió don Joaquín y toda su
compañía rumbo a Morropón, en persecución al caudillo Orestes Fierro que estaba
alzado en armas contra el gobierno (primer gobierno de Augusto B. Leguía). Al
regreso de la correría, todo el batallón tuvo salida o franco, y como quiera
que nuestro personaje se había ausentado a la ciudad de Querecotillo en atención a una
invitación amical, fue que al regreso de ese largo franco, se dio con la
sorpresa que su compañía (plana mayor) y todo el batallón se habían trasladado
a la ciudad de Chiclayo, fecha en que coincidentemente caducó su contrato, por
lo que en su condición de civil, fue contratado por la banda de la Sociedad Obrera Bolognesi de Piura.
En
1911 después de permanecer por
espacio de varios meses en la vida civil, se reintegró nuevamente al ejército,
esta vez al batallón 07 de infantería que había arribado a la ciudad de Piura,
en cuya banda se hizo cargo de la dirección después de un año de permanencia en
ella; banda en la que luego de cumplir su contrato de dos años, pidió su baja
con la intención de radicarse en esa ciudad que lo había acogido muy
cordialmente.
En
1914,
se fue a vivir a la nueva provincia de Sullana. Después de algún tiempo se mudó
a Lambayeque, para luego radicarse en Chiclayo, desde donde dirigía las bandas
de Villa de Eten, Monsefú y Ferreñafe,
con las que recorrieron muchos pueblos norteños y algunos fronterizos del
Ecuador.
En
1918 en la ciudad de Chiclayo, quiso
reincorporarse al ejército, por lo que urdió una estrategia (estrategia
descrita en el capítulo de anécdotas) para ser admitido en la banda de
músicos del regimiento 1° de infantería, con resultados positivos.
En 1920, apenas terminado su
contrato, viajó de regreso a la ciudad de Lima. En el mismo año 1920, el maestro don Nicanor Tapia que se encontraba asimilado a la Armada (Marina) con el
grado de Capitán de fragata, le recomendó para que lo contraten como músico en
la banda de la Armada , y alimentado por su
juvenil ilusión de conocer otros países, se dio de alta como Oficial de Mar de
Segunda en la Banda
de músicos del barco BAP Almirante Grau, en la que permaneció por el espacio de
seis años, ocasión ésta en que encontró embarcado al músico huanuqueño don José
C. Ávila, también como oficial de mar, en compañía del cual recorrieron muchos
países del extranjero en travesía de verano y otros viajes representativos,
siendo uno de sus primeros viajes el realizado a la república de Panamá con
motivo de la inauguración del canal del mismo nombre, acontecimiento a la que
asistieron delegaciones de distintos países, ocasión ésta en la que se
encontraba el Sr. Daniel Alomía Robles, representando en un teatro de la ciudad
de Panamá, la obra “El Cóndor Pasa”,
a cuyo espectáculo asistió don Joaquín con mucha unción patriótica y
curiosidad, el mismo que recordaba haber visto y escuchado extensa la obra el
Cóndor Pasa, de la que solo se han popularizado dos partes, por lo que le
extrañaba la desaparición de las otras partes de citada obra; con motivo de
referida representación teatral, se conocieron con don Daniel Alomía Robles
como peruanos, sin pensar que además eran huanuqueños.
En
1924 en una de sus vacaciones,
decidió hacer un viaje a su provincia para visitar a sus padres, y hallándose profundamente emocionado por el
retorno a su terruño, es que se echó a la
conquista amorosa de su paisana, la
jesusina doña Daniela Valladares Avalos, con quien inició un cálido y duradero
romance, después de cerca de un mes de tan apasionada estadía, y en su
condición de novio oficial, retornó don Joaquín a su ciudad de residencia. Luego
de varios meses de menuda correspondencia, pidió permiso a su unidad para
contraer matrimonio en la ciudad de Huánuco, después del cual se regresaron a
Lima, yéndose a vivir en esa ocasión a la casa de su prima cuñada, Doña Adelina Castellanos Ávalos.
Dado la gran deferencia y respeto que guardaba don Joaquín a la prima mayor de su esposa, escribió un vals concierto al que
la tituló “Adelina”.
En 1925, ascendió don Joaquín a oficial de Mar de primera, maestro de
banda de primera, conforme consta el título otorgado por el Ministerio d Marina
cuya copia adjuntamos; mereciéndole el honor mientras permaneció en la Armada , el de representar
al Perú en los certámenes de bandas realizados en Costa Rica, El Salvador,
Honduras y Panamá.

Hola. Don Joaquín Chávez es mi bisabuelo y estoy muy interesado en reconstruir su biografía completa. Soy filósofo e historiador por la Pontificia Universidad Católica del Perú. Por favor, ¿podrían ayudarme en ponerme en contacto con algún familiar más cercano de don Joaquín? Muchas gracias.
ResponderEliminarYo conozco a su familia
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